Señores de la dirección del Polo, déjense de leguleyismos, no consideren que su militancia es tonta. Exíjanle a la Alcaldesa de su partido el retiro inmediato del proyecto del Concejo, al precio que sea; si no lo hace, sanciónenla ejemplarmente; lo demás, es un vil engaño.
Cabe esperar que las bases del Polo, una y otra vez abochornadas por el comportamiento oportunista de sus dirigentes, llamen a cuentas a ese Comité Ejecutivo que ha contemporizado con las prácticas más reaccionarias y los procederes más turbios.
En una breve aparición en la Asamblea de Accionistas de la ETB, efectuada el pasado 22 de marzo, el Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, anunció que someterá próximamente al Concejo de la ciudad un proyecto de acuerdo para entregarle el control de la empresa al capital privado.
A raíz de los bloqueos realizados en la ciudad por el paro de los camioneros el alcalde Samuel Moreno dijo a los medios de comunicación el 18 de febrero: “Yo creo que el Congreso de la República debe legislar, en unas penas mucho más severas para quienes perturban el transporte público y masivo, y que […]
No queda otro camino sino apelar al pueblo alertándolo acerca de las implicaciones de la llamada sostenibilidad fiscal sobre las escasas garantías que le quedan para hacer valer sus derechos y llamarlo a las calles.
Al impulso de los titulares de prensa y de los discursos, Colombia está envuelta en las fumarolas de “la unidad nacional”, que de manera tan pomposa anunciara Juan Manuel Santos.
En el mes de enero se pusieron de manifiesto una serie de irregularidades en el contrato para la construcción de la fase III de Transmilenio por la calle 26, asignado a la firma Transvial, de propiedad de varios vástagos de las familias Nule y Char, poderos terratenientes y contratistas de la Costa Atlántica.
Por Alfonso Hernández
El pasado 31 octubre, el ex candidato presidencial del Polo Democrático Carlos Gaviria Díaz publicó en el diario El Tiempo una columna titulada Obama y Kafka, en la que comenta el hecho de que al presidente de los Estados Unidos se le haya otorgado el Nobel de Paz, lo que provocó burla y sorpresa, pues el mismo Obama reconoció que no ha llevado a cabo nada para merecerlo. No le falta razón: desde que asumió el mando se ha dedicado a recrudecer el ataque a Afganistán, mantener la agresión al pueblo de Irak, devastar Pakistán y pisotear América Latina, entre otras andanzas belicosas. No obstante, el ex magistrado encuentra sapiencia en el despropósito y diserta que los jurados de Oslo “han invertido, con prudencia y tino, el orden del proceso causal: asignarle el premio para comprometerlo con efectivas políticas de paz que lo justifiquen”. Todo un descubrimiento para convertir a los genocidas en abnegados benefactores de la humanidad. Lástima que a Hitler no se le hubiera concedido una presea; el siglo XX se hubiera evitado muchos horrores.
Por Alfonso Hernández
En momentos en que el país se dispone a celebrar el segundo centenario de las gestas que hermanaron a los pueblos de la América Latina en la brega contra el avasallamiento ibérico y que condujeron, luego de la derrota de las huestes invasoras encabezadas por el Pacificador Pablo Morillo, al fin de la dominación española sobre nuestra tierra, Álvaro Uribe se apresta a cometer la más alta traición a la soberanía nacional y el ataque más alevoso a la confraternidad y concordia de los pueblos de América: entregará cinco bases militares para que tropas de Estados Unidos operen a sus anchas, no solamente contra los nacionales colombianos, sino también contra cualquier país de América e incluso de África.[1]