Los infortunios de este primero de mayo

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Así, resulta que por obra y gracia del gobierno del cambio y de sus seguidores en el sindicalismo, la histórica jornada del primero de mayo de este 2024 se tornó en una de esas  ocasiones en las que las masas laboriosas, presas de la confusión, son inducidas a desfilar en procesión para santificar el desplume de sus logros, cuando deberían centrarse en airear sus urgentes reivindicaciones, en llamar a la lucha contra la plutocracia de grandes burgueses y terratenientes agentes de la dominación imperialista, que aún someten al país y al pueblo a sus designios, y en agitar la hermandad de los pueblos del orbe, que hoy confluye en condenar y exigir el cese de la atroz agresión sionista y gringa contra el pueblo palestino.

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Declaración de Notas Obreras

En su alocución del pasado 24 de abril, luego de que la plenaria del Senado aprobara el proyecto de reforma pensional, y tres días después de las marchas citadas por la extrema derecha contra su gobierno, el presidente Petro invitó a los colombianos a salir el primero de mayo a las plazas públicas a respaldar la reforma aprobada. Invitación que ha venido reiterando en sus atropellados mensajes en la plataforma X, al lado de una intensa campaña de pauta publicitaria con idéntico contenido en los medios de comunicación.

Por su parte, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, ayer, 29 de abril, escribió una columna en El Tiempo, en la que señaló: “Y por eso, este 1º de mayo es para salir juntos a defenderla (…) salir a las calles a defender esta reforma que nos dará los derechos que por décadas nos negaron. Los derechos que ahora que somos Gobierno estamos a punto de conseguir.”

Además, el presidente y la ministra han aducido que se “dignificará la vida de millones de personas” perjudicadas por un sistema que subsidia a quienes más tienen, a los de más altos salarios, a los más privilegiados. Misma monserga ideológica perorada durante lustros por la tecnocracia neoliberal, amaestrada por los organismos multilaterales y a sueldo de los financistas, para exigir la eliminación o el marchitamiento del régimen pensional de prima media que administra Colpensiones.

Dos cosas saltan a la vista: primera, que el gobierno acaparó los preparativos de la conmemoración anual más importante de los asalariados, en la cual estos honran a sus mártires, escudriñan el estado de sus filas y las perspectivas para el logro de sus fines de clase según el desarrollo de las contradicciones nacionales y globales; y, segundo, que la cúpula estatal determinó por sí y ante sí que la efeméride debía consagrar las iniciativas reformistas oficiales, en especial la de las jubilaciones.

Casi que sobra decir que  las centrales sindicales aceptaron sin chistar las consignas impuestas, las cuales, por demás, vienen respaldando a rajatabla, sin separarse de las que les ocasionan daños ostensibles a vastos sectores de trabajadores actuales y futuros y a millares de sus afiliados vigentes y potenciales.

Lo hasta ahora aprobado les reducirá la mesada a quienes devenguen más de 2,3 salarios mínimos, pues el aporte sobre los ingresos que excedan ese umbral irá, por  obligación, a los fondos privados, en los cuales la pensión resulta irrisoria. Por ello causa indignación el eufemismo del presidente y la ministra, de que a este grupo poblacional se le garantiza “la posibilidad de cotizar los excedentes en el fondo privado”, cuando en realidad lo que se hace es prohibirle escoger exclusivamente a Colpensiones, con lo que el despojo es lo único que queda garantizado.

Los fondos privados mantendrán en sus arcas los más de $400 billones que hoy acaparan del ahorro pensional, a los que se les sumarán los nuevos recaudos que, de ratificarse el umbral aprobado, rondarán el 40 % del flujo real de aportes, para seguir traficando en las bolsas de valores y exprimiendo al estado con la deuda pública. Contra toda evidencia Petro y Ramírez sostienen que hacerles a los agiotistas de las AFP la inaudita concesión de que conserven y amplíen semejante potosí es la prenda de que los ahorros de los cotizantes no se expropiarán. Lo cual es cierto en tanto que ya están en manos de los expropiadores.

Las AFP ya no tendrán que responder por la garantía de pensión mínima, ni por la administración de sistema, que estará a cargo exclusivo de Colpensiones.

A los afiliados a los fondos privados, sea que estén por debajo o por encima del umbral, mientras les llega la edad de pensionarse, aquellos les cobrarán por administración no un porcentaje de la cotización mensual, sino sobre “la totalidad de los activos administrados”, una vieja exigencia de las AFP.

Se elevará en más de 50 % el aporte al fondo de solidaridad pensional de quienes cotizan sobre cuatro salarios mínimos en adelante. Y quienes alcancen una pensión por ese mismo monto serán sujetos del gravamen sobre la renta.

Se suspenderá el flujo de billones de pesos anuales a Colpensiones por traslados de cotizantes que huyen del régimen de ahorro individual y por la creciente escogencia del sistema público por los nuevos cotizantes.

Y así como los neoliberales han erigido el mito de la cobertura total en salud alcanzada en los 30 años de mangoneo de las EPS, por el solo hecho de que a cada quien le entregan un cartón a fin de embolsillarse la unidad de pago por capitación, el presidente, torciéndole también el cuello a la realidad, se ufana de que “el sistema de pilares beneficia y garantiza el derecho a la pensión de todas y todos los colombianos.” Esto porque se les entregarán del presupuesto nacional a “dos millones y medio de abuelos y abuelas” $232.000 dizque como “renta pensional”; y en que a otros millones que cotizaron entre 300 y 1.000 semanas, pero ya no pueden pensionarse los entramparán con las llamadas rentas vitalicias, que son el más oneroso sistema montado por las AFP y las compañías de seguros, al punto de que la tal “renta” no llegará ni a los raquíticos $232.000 pesos del primer pilar. Luce bastante peregrino presentar como pensión esto subsidios, y no solo porque legalmente en Colombia no pueden existir pensiones inferiores al salario mínimo legal .

Así, resulta que por obra y gracia del gobierno del cambio y de sus seguidores en el sindicalismo, la histórica jornada del primero de mayo de este 2024 se tornó en una de esas  ocasiones en las que las masas laboriosas, presas de la confusión, son inducidas a desfilar en procesión para santificar el desplume de sus logros, cuando deberían centrarse en airear sus urgentes reivindicaciones, en llamar a la lucha contra la plutocracia de grandes burgueses y terratenientes agentes de la dominación imperialista, que aún someten al país y al pueblo a sus designios, y en agitar la hermandad de los pueblos del orbe, que hoy confluye en condenar y exigir el cese de la atroz agresión sionista y gringa contra el pueblo palestino.

Notas Obreras rechaza que se opaque de tal forma el día internacional de los trabajadores. Con tamañas concesiones a los monopolistas, el presidente no evitará que los ultramontanos que lo vapulean, y de quienes asegura que buscan derrocarlo, lo sigan haciendo y todavía con mayor insidia, y, lo más grave, que los inconformes que lo llevaron al gobierno no solo le disminuyan el respaldo, sino que, escépticos y desilusionados, depositen una vez más sus esperanzas en las mismas fórmulas y personajes retardatarios, causantes principales de sus males inveterados.

Bogotá D.C., 30 de abril de 2024

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