El alcalde del Polo favorece a los monopolios y golpea a los pequeños transportadores
La firmeza en la batalla tiene que ver con el hecho de que este sector ha comprendido que el gobierno de la Ciudad, cumpliendo los deseos del gran capital, busca liquidarlos, mediante el Sistema Integrado de Transporte Público, que quedará, como Trasmilenio, en manos de los grupos más poderosos.
Durante cuatro días los propietarios de vehículos organizados en la Asociación de Pequeños Transportadores, Apetrans, mantuvieron paralizada la ciudad de Bogotá, haciendo fracasar las violentas medidas represivas y las más diversas amenazas de la Alcaldía.
La firmeza en la batalla tiene que ver con el hecho de que este sector ha comprendido que el gobierno de la Ciudad, cumpliendo los deseos del gran capital, busca liquidarlos, mediante el Sistema Integrado de Transporte Público, que quedará, como Trasmilenio, en manos de los grupos más poderosos, incluyendo, posiblemente, sectores del capital extranjero, pues la licitación del sistema es la más grande de su género en el mundo en este año.
Bogotá se dividirá en trece zonas, que se entregarán mediante licitación, a un puñado de empresas operadoras. La ciudad y el gobierno nacional harán el grueso de las inversiones y los grupos monopolistas del transporte se encargarán de la explotación del negocio. Los pequeños transportadores tendrán que convertir sus buses en chatarra —ya que el Plan prevé la salida de circulación de más de 10.000—, venderlos a menosprecio o entregárselos a un de los consorcios, para recibir a cambio, entre 300.000 y algo más de 1 millón de pesos mensuales; cuando quienes han comprado buses tienen que pagar cuotas de hasta 5 millones de pesos al mes. Con burla, los voceros de la Administración Distrital han dicho que los pequeños pueden asociarse y participar en la licitación, siempre y cuando aporten más de 200 millones de dólares. Los usuarios, por su parte, tendrán que pagar unas tarifas que superarán los $2.000 y soportar las aglomeraciones de un servicio que sólo busca llenar los bolsillos de unos cuantos potentados, quienes actúan en contubernio ya con el gobierno de Uribe, ya con la administración del Polo. La suerte de los conductores no será más favorable, pues, tanto los sistemas de contratación, como los salarios garantizarán la máxima explotación por la mínima paga. No obstante, gracias a su corajuda batalla, Apetrans consiguió que se incrementara el pago por automotor aportado a las compañías, de menos de 10%, que quería imponer el gobierno, a 18%.
En Bosa, Suba, Kennedy, Ciudad Bolívar y otras localidades, a raíz del paro, afloraron la indignación y el desespero de vastos sectores de la población, en particular de jóvenes que carecen de empleo, posibilidades de educarse y llevan una vida llena de humillación y privaciones. Su ira se ha manifestado en pedreas y hasta en saqueos de pequeños negocios; éstos últimos actos, si bien se apartan de los objetivos del movimiento y no contribuyen a forjar la amplia unidad requerida, no pueden despacharse tildándolos simplemente como hechos delictivos o vandálicos: son la expresión de la terrible realidad social del país.
El alcalde Moreno Rojas ha contado con el apoyo del régimen uribista, representado por dos de sus más recalcitrantes ministros, Gabriel Silva Luján, de Defensa, y Andrés Uriel Gallego, de Transporte; de los magnates del negocio, como Conaltur; con el de de los financistas agrupados en Asobancaria; el de los exportadores de Analdex, amén de Camacol, Andi y Fenalco. RCN y Caracol desplegaron una furiosa campaña contra esta justísima pelea.
El Polo Democrático Alternativo se sumó a las declaraciones del uribismo y de los gremios con una declaración en la que elogia los planes del burgomaestre como garantía del “derecho a un transporte digno, eficiente y seguro” Trata de desvirtuar los justos reclamos al afirmar que: “…Permite la participación en forma democrática de los transportadores organizados y los individuales en la prestación del servicio”. Luego, pasa de gobiernista a señalador cuando: “El Polo rechaza y condena los actos vandálicos que se han producido con motivo del paro y llama a los conductores y transportadores a impedirlos y a denunciar a los actores intelectuales y materiales de tan bochornosos acontecimientos”. No hay duda de que cuando se trata de vapulear al pueblo y servir los intereses de los oligarcas, el Polo no tiene nada que envidiarles a los Silva Luján. Desde luego, la llamada ala radical del Polo Democrático, que apadrinó la candidatura de Moreno a la Alcaldía, los Jorges Robledos y demás guardan un silencio cómplice, mientras continúan perorando sobre su oposición al Tratado de Libre Comercio y a los monopolios. Declamaciones que los hechos contradicen, pues quienes las profieren se mantienen coludidos y se lucran de una administración que anda ocupada en feriar la ETB y en obsequiar a los pulpos del transporte.Pero como el partido amarillo es pluralista y tiene que ofrecer baratijas para todos los gustos, y preocupados porque: “La prolongación del conflicto está favoreciendo los intereses electorales de la coalición de gobierno y menoscabando la imagen de los partidos alternativos”, varios de los dirigentes sindicales de este sector, en otro pronunciamiento, sin condenar al alcalde ni a la dirección del Polo, insinúan respaldo a los huelguistas, eso sí: “pedimos un tratamiento respetuoso a los transportadores en paro, que sus justos reclamos se atiendan y que así como se conceden altas tasas de rentabilidad a los dueños de los articulados y alimentadores de Transmilenio, se le garantice viabilidad financiera a los pequeños y medianos y un precio justo por la chatarrización.” la babosería de estos oportunistas no les permite comprender que si “se conceden altas tasas de rentabilidad” a los magnates no es posible garantizar “viabilidad financiera a los pequeños y medianos”, tal “concertación” no se dá sino en las mentes de quienes están idiotizados por la charlatanería de la conciliación de clases; las grandes ganancias se amazan con base en la miseia de millones de seres.
Así, el propósito del Polo Democrático en el Distrito consiste en esquilmar a los usuarios con elevadas tarifas, arruinar a los pequeños y medianos transportadores y favorecer a un puñado de monopolistas, a quienes les adjuducará el multimillonario negocio del transporte público de la capital.
Notas obreras condena enérgicamente la política antidemocrática del mal llamado Polo Democrático y expresa su más resuelto respaldo a la lucha encabezada por Apetrans y a las protestas que se han llevado a cabo en los distintos barrios de la ciudad.
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