El estallido social que comenzó el 21 de noviembre tiene su causa profunda en el rechazo a las privatizaciones, que el senador Robledo promete mantener; ahí estriba el antagonismo entre sus programa y la actual efervescencia popular. El robledismo impone que las marchas y “paros” se constituyan en desfiles ordenados, alegres y coloridos y morigera las reivindicaciones para que no pongan en riesgo la economía de mercado y los negocios, y los dueños de estos le retribuyen abriéndole páginas y micrófonos, cámaras y programas.
La firmeza en la batalla tiene que ver con el hecho de que este sector ha comprendido que el gobierno de la Ciudad, cumpliendo los deseos del gran capital, busca liquidarlos, mediante el Sistema Integrado de Transporte Público, que quedará, como Trasmilenio, en manos de los grupos más poderosos.