Estulticia antes de las elecciones

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Uribe, al declarar la Emergencia Social, sacrificaba buena parte de su cauda al favorecer el gran capital dueño de las EPS y perjudicar el derecho a la salud de las clases populares, esto antes de conocer el hundimiento de la reelección por parte de la Corte Constitucional; quién sabe, quizás le evitaron la derrota por la vía de los votos.

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De cara a los comicios para escoger senado y cámara y ad portas de elegir presidente, los ciudadanos se han visto inmersos en un panorama conflictivo, a causa de las medidas antipopulares tomadas por los gobernantes tan precipitadamente que dejan ver su falta de tacto electoral: por un lado, los nocivos decretos de Emergencia Social dictados por Uribe; por el otro, la arrogancia con la que el alcalde de Bogotá ha encarado el paro de los pequeños transportadores. p style=”text-align: justify;”>Parece increíble que los ocupantes de las dos plazas políticas más codiciadas del país hayan actuado de manera tan torpe en tiempos de celebrarse la fiesta democrática, ese espacio, irrelevante, por demás, del que se ufanan los defensores de la democracia electorera y cuya fecha aprovechan los políticos de turno para revestirse con el pelaje de la sensibilidad social y prometer el oro y el moro con tal de llenar las urnas.

Uribe, al declarar la Emergencia Social, sacrificaba buena parte de su cauda al favorecer el gran capital dueño de las EPS y perjudicar el derecho a la salud de las clases populares, esto antes de conocer el hundimiento de la reelección por parte de la Corte Constitucional; quién sabe, quizás le evitaron la derrota por la vía de los votos.

En el caso del representante de la Bogotá Positiva, será costosa, para las aspiraciones electorales del Polo Democrático, su negativa a reconocer las demandas de los pequeños transportadores y la indiferencia exhibida ante las dificultades que los habitantes de la capital han tenido que padecer para movilizarse. Samuel Moreno, en consonancia con la actuación de la “izquierda democrática”, que concierta las contradicciones de clase y se desvive por las urnas, sometió los intereses de los pequeños y medianos trabajadores a los de los siete grandes capitalistas poseedores del negocio del transporte en la ciudad. ¡Qué vergüenza producen las declaraciones y medidas represivas tomadas por el Alcalde y su séquito ante la manifestación social! En nada se diferencian de las mostradas por la derecha; no puede ser que esta “izquierda” maltrate al pueblo y sea deferente con los poderosos. Ésta fue la estocada para el Alcalde y su partido polista, que pone en entredicho la posibilidad de que la próxima administración sea sin indiferencia, positiva y amarilla.

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