Hagamos mayores esfuerzos para preparar el paro del 21 de noviembre

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Lamentablemente no se está haciendo lo suficiente. Hoy el primer deber de todo dirigente sindical y líder social es realizar una intensa labor de propaganda para explicar la gravedad de lo que está en juego, con hojas volantes, con perifoneo, por las redes sociales.

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El diario Portafolio de Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño también del grupo Aval y del Fondo de Pensiones Porvenir, publicó un artículo que señala que “conocieron en exclusiva” los aspectos esenciales de la reforma pensional que ya tiene preparada el Ministerio del Trabajo y que será presentada al Congreso después de las elecciones para que sea aprobada antes de fin de año: Colpensiones pasará a operar en el régimen de ahorro individual, es decir, desaparecerá el régimen solidario de prima media con las mesadas superiores que hoy ofrece frente a las de los fondos privados; las cotizaciones pasarán del 16 al 20 %; se eliminará la doble pensión y se generalizarán los Beneficios Económicos Periódicos, BEPS y el programa adulto mayor, con míseras mesadas entre $40.000 y $80.000 pesos.

De otra parte, cada vez es mayor la ofensiva del empresariado para que se adelante sin tardanza una reforma laboral que reglamente el trabajo por horas y así acabar con los pocos derechos que aún existen en la ley laboral. De aprobarse semejante reforma será el fin del salario mínimo, de toda estabilidad laboral, de la seguridad social, de las prestaciones como las cesantías, las primas y las vacaciones, el fin del derecho de asociación. También exigen que se reduzca el pago por dominicales, festivos, horas extras, nocturnos e incapacidades y que se acabe con la estabilidad laboral reforzada que protege a los trabajadores enfermos. Vienen insistiendo también en que se establezca un salario del 75 % del mínimo para los jóvenes menores de 25 años y salarios diferenciales para el campo y por regiones.

Semejante infamia contra las gentes laboriosas solo podrá derrotarse con una portentosa lucha de masas. Lamentablemente no se está haciendo lo suficiente. Hoy el primer deber de todo dirigente sindical y líder social es realizar una intensa labor de propaganda para explicar la gravedad de lo que está en juego, con hojas volantes, con perifoneo, por las redes sociales. Se requieren brigadas de activistas para llevar el mensaje a las zonas industriales y a los lugares de alto tráfico de la población, como los portales de Transmilenio, por ejemplo. Es indispensable organizar comités de paro en las empresas, en las barriadas y en los campos. Solo así se podrá garantizar la contundencia del paro nacional del 21 de noviembre y que este sea el inicio de la lucha que dé al traste con los designios oficiales. Sigamos el ejemplo del hermano pueblo de Ecuador. Viva el paro del 21 de noviembre.

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