Violencia en escuelas, calles y barrios es un problema estructural

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El país en las últimas semanas ha conocido preocupantes noticias sobre la violencia en diferentes instituciones educativas distritales de Bogotá y otras partes de Colombia.

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El país en las últimas semanas ha conocido preocupantes noticias sobre la violencia en diferentes instituciones educativas distritales de Bogotá y otras partes de Colombia. Distintas formas de intimidación entre estudiantes, tráfico de drogas en pequeña escala, alumnos que en su maleta llevan armas de toda índole o riñas a las afueras de los colegios, cuyo saldo, en muchas oportunidades, consiste en la muerte de alguno de los jóvenes. Este fenómeno no es nuevo, pero pareciera que en el último tiempo se ha agudizado.

Y no es solamente este problema en la escuela el que preocupa, también generan alarma las altas tasas de delincuencia y de muertes violentas —no relacionadas con el conflicto armado— que se vienen presentando en las ciudades del país. Como el fenómeno anterior, éste no es nuevo, pero hoy en día se siente la angustia cuando se transita por la calle o el transporte público; incluso, los mismos taxistas y conductores de buses tienen temor de trabajar por miedo al robo del producido o, en el peor de los casos, entrar a engrosar las altas cifras de homicidios.

A estas dificultades se le suma la gravísima situación de violencia que padecen los barrios más pobres, como La Comuna 13 en Medellín, el Distrito de Agua Blanca en Cali o Ciudad Bolívar en Bogotá, los cuales, son apenas la punta del iceberg. En estos lugares, la disputa territorial para controlar el tráfico de drogas entre los denominados “combos” tiene aterrorizada a la población.

Todo esto no es otra cosa que el reflejo de la injusticia social que se vive en Colombia, y que cada vez se recrudece y abraza a más colombianos; no se trata, entonces, de males aislados o asuntos de delincuencia común, tampoco tiene que ver con la pérdida de los valores en los jóvenes de hoy en día. Se relaciona con un problema estructural: la miseria que agobia a millones de compatriotas. Tarde que temprano la falta de oportunidades en educación y trabajo digno, el envilecimiento de las garantías laborales, la indolencia del Estado con estos barrios, las consecuencias del conflicto interno y la forma clasista como se ha gobernado el país en beneficio de los más ricos y del imperialismo, tiene que expresarse en la violencia, la delincuencia y la inseguridad. La situación lamentable de las escuelas públicas, la criminalidad en las calles y en los suburbios son el producto de años de regímenes lesivos al pueblo, que son la manifestación política del capitalismo en Colombia.

A estos males, las autoridades responden como se esperaría que lo hicieran unas a las que no les importa la suerte de las clases populares: consejos de seguridad y aumento de la fuerza pública. De tal manera que la policía y el ejército hacen requisas en los colegios y operativos militares en las localidades. Es el enfoque meramente represivo y obtuso de un Estado que cree que con colocar un policía y un militar por cada habitante solucionará el problema, siendo que mientras la mayoría de los colombianos siga padeciendo la miseria y una pequeña clase continúe hartándose con la riqueza nacional, seguiremos observando la violencia en las escuelas, en las calles y en las barriadas.

El presente artículo se puede reproducir total o parcialmente siempre y cuando se cite la fuente, notasobreras.net, y el autor, Ludwig Niccolò Romanovich.

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