Cabe esperar que las bases del Polo, una y otra vez abochornadas por el comportamiento oportunista de sus dirigentes, llamen a cuentas a ese Comité Ejecutivo que ha contemporizado con las prácticas más reaccionarias y los procederes más turbios.
En el mes de enero se pusieron de manifiesto una serie de irregularidades en el contrato para la construcción de la fase III de Transmilenio por la calle 26, asignado a la firma Transvial, de propiedad de varios vástagos de las familias Nule y Char, poderos terratenientes y contratistas de la Costa Atlántica.