Sobre las ruinas de la sanidad pública se han erigido verdaderos emporios. El ascenso meteórico de estos negocios no es el fruto de las dotes gerenciales extraordinarias de quienes las dirigen. Su florecimiento estriba en el saqueo a borbotones de las arcas públicas y en lograr jugosos réditos a costillas del dolor y la vida de millones de excluidos por los que reciben el amparo de la seguridad social.