Por Alejandro Torres
El salario mínimo fue decretado de nuevo en medio de la farsa que anualmente montan el gobierno, los empresarios y la cúpula de las centrales obreras en la llamada Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales que, como gran novedad, el año pasado inició las “negociaciones” desde el 8 de septiembre, para sesionar a lo largo de más de un trimestre, y con el anuncio de los sindicalistas de que, antes que concentrarse en el tema baladí del aumento porcentual, las conversaciones girarían en torno a la “voluntad política” para mantener el poder adquisitivo, mediante la congelación de precios de los 32 artículos de la canasta familiar, el transporte y sus insumos, y el diseño de una política de empleo.