En unas pocas décadas, la euforia que predominaba en los círculos dominantes del orbe desde la caída del muro de Berlín se ha trocado en pesimismo y desconcierto.
La escritora Svetlana Alexiévich, premio Nobel de Literatura de 2015, sostiene que la Revolución Rusa se propuso crear el hombre nuevo, y lo logró, con lo que se originó lo que ella denomina, con ironía, el Homo sovieticus; así, tituló uno de sus libros El fin del “Homo sovieticus” (Alexiévich, 2015), en el que pretende caracterizar a esta “especie”, que a nuestro juicio —y siguiendo el estilo clasificatorio de Alexiévich—, es resultado de la evolución de un alto grado de conciencia del Homo laboriosus.
De la carátula del libro TrumpNation: The Art of Being the Donald, de Timothy OBrien
“¿Para qué meterse en conversaciones científicas? (…) ¿Qué opinas tú, ma chère?—añade— dirigiéndose a su novia sentada junto a él.
La novia, Dascheñca, en cuyo rostro aparecen impresas todas las cualidades excepto una, la facultad de pensar, se ruboriza y dice:
—Es que el caballero quiere ver que está muy instruido…y por eso habla de cosas que no se entienden…
—A Dios gracias siempre hemos vivido sin instrucción, y ahora, a Dios gracias, casamos a la tercera hija (…) —dice, (…) suspirando, la madre de Dascheñca —Pero si para usted no somos instruidos, (…) Podía haberse quedado usted con sus instruidos.”
De esta manera discurría la conversación de los personajes de Boda por Interés, uno de los cuentos de Antón Chejóv. Conversación que por su trivialidad parecería describir acertadamente el tiempo de hoy, por muchos denominado como “sociedad del conocimiento”.
El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, fue elegido al adelantar una campaña en la que habló en contra de la “inmoral” actuación de los grandes banqueros y con la que sembró ilusiones al pueblo estadounidense. Al cumplirse un año de su elección, las esperanzas se han venido desvaneciendo porque desde el inicio […]
Estamos juntos en la lucha por una sociedad diferente, porque no creemos que el capitalismo sea el fin de la historia, y porque consideramos que tendrá que existir otro mundo en el que la vida no tenga que ser vendida al mejor postor por horas, días y años interminables, todo para lograr el magro sustento.