Privatización a dos manos

Roberto Herreros Bogotá 21 septiembre, 2019

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En la edición del pasado 15 de abril del semanario Voz, tribuna pública del Partido Comunista Colombiano, PCC, integrante del Polo Democrático Alternativo, PDA, sorprende leer dos artículos que podrían ser vistos como la reacción natural de partidos de oposición pero que, al ser considerados con más detenimiento, no son más que la fachada para cubrir la inconsecuencia frente a la privatización de la ETB y la liquidación de Emsirva.

Tenemos por un lado el escrito “A enfrentar la privatización de la ETB” de Rodrigo Acosta y Rafael Galvis, quienes fueron dirigentes sindicales de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB, y que dicen desaprobar la venta de esta compañía distrital, que forma parte de uno de los sectores más estratégicos de la economía, las telecomunicaciones. En él se dice lo siguiente: “Una decisión deplorable desde todo punto de vista fue tomada por la asamblea de accionistas el 27 de marzo de 2009 a través de los representantes del socio mayoritario de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB, en cabeza de los delegados del Alcalde Mayor de la ciudad que representa la mayoría de acciones de la empresa (sic)”.

Lo que no dicen estos dos caballeros es que quien promueve esta medida es precisamente el señor Samuel Moreno Rojas, representante del “ala radical” del Polo. Es increíble que en el artículo aparezca la alcaldía sin doliente y, peor aún, no se vea por ningún lado una mención al nombramiento de Rudolf Hommes como representante del alcalde en la junta directiva de la empresa, lo cual muestra hasta que punto el PDA se siente representado por uno de los más preclaros exponentes del neoliberalismo.

Sobra decir que la ETB es una empresa que, año tras año, se ha consolidado como líder del sector a nivel nacional, por lo que hace algunos años también sufrió un intento de venta, pero que debido, entre otros hechos, al rechazo de los trabajadores no pudo ser llevado a cabo.

Notas Obreras en su editorial “Rechacemos la medida neoliberal de Samuel Moreno de privatizar la ETB”, del 1 de abril, ya había denunciado que este acto se constituye en un grave desmedro del patrimonio distrital y nacional. En él denuncia la traidora actitud de quienes se presentan como partidos de izquierda, de auténtica oposición, mientras ferian la propiedad pública y agobian a la gente con gravosos impuestos. Con razón dicen Acosta y Galvis que “la historia parece repetirse…con otros actores pero con el mismo libreto”; lo que no hacen evidente es la paradoja de que los nuevos actores son ellos mismos, el PDA, con quienes las privatizaciones se repiten y se revitalizan.

De otro lado tenemos en la misma edición de Voz el escrito: “PDA rechaza privatización de Emsirva”. Allí resaltan los malabarismos del Polo cuando, al criticar lo que en realidad es la liquidación de esta empresa, señalan con justeza a Álvaro Uribe como responsable y llaman a la movilización, lo cual no hacen en cuanto a la privatización de la ETB, frente a la que pasan de agache sobre la autoría de Samuel Moreno, alcalde del PDA, y no convocan a la lucha para rechazarla.

Así que oficialistas y oposicionistas han coincidido en la subasta de los bienes estatales, entre ellos las empresas de servicios públicos que han resultado ser la joya de la corona. Negocio lucrativo al que se han venido haciendo las empresas españolas que ya controlan en el país buena parte de sectores claves, por ejemplo el energético, en sus áreas de generación, transmisión y distribución, a través de Endesa y Unión Fenosa, y las telecomunicaciones con Telefónica. También tienen intereses en el sector financiero con el BBVA y el Grupo Santander que, coincidencialmente, ha sido contratado como banca de inversión para avaluar la ETB que, de antemano se sabe, será subvalorada. ¡Estos pulpos financieros andan en todo!

Los anteriores hechos ponen en evidencia que el PDA no es más que otra de las columnas sobre las que se sostiene este régimen económico y político, y que el país necesita desembarazarse del oficialismo reeleccionista y de la oposición continuista.