Pan al que no tiene dientes

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Por Ludwing Niccolò Romanovich

El pasado 6 de marzo varios medios de comunicación divulgaron un plan de salvamento propuesto por el propio Álvaro Uribe Vélez, por medio del cual se destinará una línea de crédito de Bancóldex, correspondiente a 500 mil millones de pesos, para financiar la adquisición de carro “nacional” y la compra de electrodomésticos, con el objetivo aparente de auxiliar a estos renglones económicos, afectados por los vientos de la crisis capitalista que hoy asola a todo el planeta.

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En el caso de la producción automotriz su situación se agrava con el paso de los días, toda vez que se presenta una reducción en su demanda y un paquete de restricciones en las importaciones de automóviles por parte de Venezuela y Ecuador. Esta industria genera aproximadamente 4.000 empleos directos, y la manufactura de autopartes alrededor de unos 22.000 directos e indirectos. El gobierno destaca la propuesta con el argumento de que no sigan los despidos en estas ramas y para no llegar a la “penosa” determinación de arrojar a la calle a unos 3.000 empleados.

Con este plan se podría obtener un automóvil de fabricación nacional con unas tasas de interés mensuales que no superarían el 1,35%. Siendo la reducción de 0, 40% en comparación con el 1, 75% de interés que regía antes. Con un vehículo que cuesta en promedio unos 22 millones de pesos -según anuncio del ministro de Comercio e Industria, Luís Guillermo Plata- y que se financie a un plazo de 5 años, el endeudado, que antes se encontraba engrampado con 542.000 pesos durante 60 meses, luego del plan “sólo” desembolsará 489.000 pesos.

¡Toda una promoción!, si se consideran el precario salario mínimo del que dependen tantos trabajadores y los altos niveles de desempleo en Colombia, que alcanzaron el 14,2%, según el conservador informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE.Será que los cerca de dos millones de trabajadores miserablemente remunerados con los 497.000 pesos de salario mínimo -expedido por decreto del gobierno ante el regodeo de los empresarios y la timorata actitud de la CUT- tendrán posibilidad alguna de adquirir el carro “nacional” cuando tan irrisorio salario no alcanza ni para la satisfacción de las necesidades básicas de los trabajadores. A menos que compren el “carrito”, se vayan a vivir a él, no coman, no se enfermen, y con los 8000 pesos sobrantes le echen gasolina para todo el mes, sin sacarlo, por supuesto, porque ¿y los impuestos?

Realmente a quién, si no a los grandes industriales y al sector financiero -usuales consentidos de las políticas uribistas-, va dirigido el amor desbordado del Corazón Grande del presidente, cuando se refocila y expide semejantes disparates. Pues el mismo Portafolio señala que “el programa de condiciones favorables fue pactado entre el Ministerio, Bancoldex, la banca comercial, los concesionarios y los ensambladores, luego de varios días de reuniones.”

Lo que pretende es hacerles el favor a los financistas, seduciendo al conjunto de trabajadores con el canto de sirena del crédito asequible para que compren automóvil y electrodomésticos, con la apariencia de mejorar sus condiciones materiales y su estatus social, cuando su capacidad adquisitiva real es ínfima y no les alcanza para tal; pues, al estilo de sus mentores del Norte, propagadores del subprime hipotecario, el sector financiero en Colombia busca, con la anuencia y propaganda del gobierno, endeudar a los necesitados e incautos para luego despojarlos inescrupulosamente por no poder cumplir con la infranqueable disciplina de los pagos.

Está claro. En lo absoluto tales medidas van orientadas en beneficio de la clase trabajadora colombiana. Son fruslerías para mitigar los efectos de la crisis en el país y las consecuencias que seguramente traerá en el empleo. No es más que una expresión del carácter de clase del gobierno, que hace hasta lo impensado por sus correligionarios capitalistas y le da, como rezara el adagio popular -siendo lo único popular de la propuesta-, pan al que no tiene dientes.

© Se permite la reproducción de este escrito sin fines de lucro y divulgando el nombre del autor (Ludwing Niccolò Romanovich) y la fuente: notasobreras.net

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