Oprobiosa condición de los taxistas del Distrito

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Por Arturo Stevenson

Según datos de la Secretaría de Movilidad, en la capital circulan más de 48 mil taxis. Esta situación hace que los usuarios se transporten sin importarles si quiera las condiciones de quienes prestan el servicio.

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Por Arturo Stevenson

Según datos de la Secretaría de Movilidad, en la capital circulan más de 48 mil taxis. Esta situación hace que los usuarios se transporten sin importarles si quiera las condiciones de quienes prestan el servicio.

Estos miles de taxis de la ciudad no necesariamente son conducidos por sus dueños, sino que en un 75% han contratado personas para esta labor, las cuales, por la misma necesidad de empleo aceptan las oprobiosas condiciones que les imponen. Los propietarios han tenido carta abierta para asignar los sueldos y la jornada laboral, pues no ha existido reglamentación alguna que proteja a los más de 60 mil conductores. La realidad laboral de los trabajadores del timón es agobiante, dado que tienen jornadas de 12 horas, diurnas o nocturnas, en las que se ven obligados a producir para el patrón entre 55 mil y 75 mil pesos; en otros casos alcanza la descabellada suma de 85 mil pesos por tener un turno de 15 a 18 horas.

Además, los taxistas deben entregar el carro tanqueado y lavado todos los días, lo cual incrementa la cuota en 30 mil o 50 mil pesos cada turno, de manera que el conductor debe pagar más de 100 mil pesos diarios sólo por el derecho a trabajar. Esta situación ha generado que un reducido número de propietarios se lucren a costa de miles de conductores, y hayan logrado en corto tiempo incrementar su flota.

Asimismo, los conductores necesitan portar dos o tres frecuencias de radioteléfono, lo cual les cuesta mensualmente entre 30 mil y 50 mil pesos, dependiendo de la empresa a la cual estén afiliados, costo que no siempre es pagado por el dueño del auto. Además, cuando ocurre una falla mecánica, eléctrica o debe hacerse una revisión técnica, en algunos casos les obligan a pagar el 50% a los choferes, aduciendo que es por culpa del mal manejo del automóvil, a sabiendas de que los taxis recorren un promedio de 400 kilómetros al día, lo que obviamente degasta y avería la máquina. Ahondando el abuso, se dan casos en los cuales se impone pagar la totalidad de las reparaciones bajo amenaza de ser destituidos.

Estas afrentosas condiciones laborales obligan a los taxistas a permanecer sentados por largas jornadas de trabajo, lo que implica un crónico agotamiento físico y una alta carga de estrés, así como enfermedades profesionales. Algunos taxistas entrevistados exponen que a fin de suplir el producido para el dueño y las necesidades del automóvil, deben estar al volante entre 8 y 10 horas de un turno de 12, lo cual significa que las demás horas son las del trabajo necesario para satisfacer las necesidades del conductor; típico ejemplo de apropiación de plusvalía absoluta.

Con la ínfima suma que les queda a manera de salario, no les alcanza para pagar EPS, ni mucho menos cotizar para una pensión, no tienen prestaciones, ni vacaciones y el dueño del auto puede prescindir de ellos sin indemnizarlos.

Aparte de todo el entramado explotador que padece este gremio, está expuesto a los robos, accidentes, agresiones físicas y al señalamiento a causa de que algunos malhechores utilizan vehículos de servicio público para cometer sus fechorías. Para colmo, muchos han sido asesinados para hurtarles su producido, sin que la policía que tanto los hostiliza, les preste ninguna protección.

Los conductores de taxi también sufren los abusos del sistema capitalista, padecen sus vejámenes y contradicciones, por ello deben aunar fuerzas con los obreros, maestros, campesinos y todos los demás explotados, para conseguir un país donde estos despropósitos no se conciban y en cambio existan condiciones necesarias para una calidad de vida digna para todos.

© Se permite la reproducción de este escrito sin fines de lucro y divulgando el nombre del autor (Arturo Stevenson) y la fuente: www.notasobreras.net

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