Lucho Garzón procede como todos los opresores

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La lucha de los pequeños transportadores desenmascara al alcalde

Por Francisco Cabrera

Los pequeños transportadores se lanzaron el 25 de mayo a una segunda jornada de paro. Sus reclamos fueron los mismos de la protesta de los días 2 y 3 de mayo, pero esta vez se les unieron los taxistas de la ciudad con el rechazo a la pretensión de obligarlos a recoger pasajeros sólo en ciertas zonas. Para desactivar el paro anterior el alcalde del Polo Democrático acudió al más antiguo de los trucos de que se valen los opresores: la división.
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Entre Garzón y Uribe tramaron endulzarle el oído a un sector de los transportadores con el ofrecimiento de negociar con ellos la tercera fase de Transmilenio. Dicho sector está conformado por quienes controlan las cooperativas que afilian a los propietarios de los vehículos y tramitan las licencias. Con ellos Garzón se reunió nuevamente el 24 de mayo para comprometerlos a prestar el servicio, para salir luego por los medios de comunicación, y en actitud soberbia, declarar que los pequeños transportadores agrupados en Apetrans iban a “tacar burro” con el paro anunciado para el día siguiente. Pese a lo anterior, el paro se sintió con fuerza en las horas de la mañana en casi toda la ciudad y se mantuvo hasta las cuatro de la tarde.

Al igual que en la protesta pasada, el alcalde acudió a la represión y a las intimidaciones para sofocar a los inconformes. 26 personas fueron detenidas y a algunas de ellas ya se les formularon cargos por terrorismo. En la Carrera Séptima, el escuadrón antimotines procedió a subirse a los taxis que adelantaban una operación tortuga, para obligar a los conductores a terminarla.

Los directivos de Apetrans han expresado que no creen en los ofrecimientos de Garzón, en particular en el más mentiroso de ellos, la cacareada “democratización de Transmilenio” en su fase III, pues ya saben cómo funcionó ese asunto en las fases I y II: las empresas grandes los utilizan en un principio para mostrar la presencia de pequeños transportadores, pero más adelante incrementan los capitales exigidos para permanecer en el negocio hasta niveles que no pueden aportar los propietarios más débiles, y así los obligan a salir.

La forma en que Garzón se la jugó a fondo en la defensa de los monopolistas del transporte y el tratamiento que les ha dado a los pequeños propietarios, contribuyen a quitarle la máscara a este judas, como ya había sucedido, entre otros, con los derechos que les arrebató a los trabajadores de la Empresa de Acueducto y con el cobro del impuesto de valorización por beneficio general. ¿Cómo puede el Polo Democrático reclamar que representa a los oprimidos cuando los hechos lo muestran al lado de los opresores?

Notas Obreras reitera su respaldo a Apetrans en sus justos reclamos y hace un llamado a las organizaciones obreras y populares para que rodeen con su solidaridad a los pequeños transportadores.

Mayo 26 de 2006

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