Lucho Garzón procede como todos los opresores
La lucha de los pequeños transportadores desenmascara al alcalde
Por Francisco Cabrera
Al igual que en la protesta pasada, el alcalde acudió a la represión y a las intimidaciones para sofocar a los inconformes. 26 personas fueron detenidas y a algunas de ellas ya se les formularon cargos por terrorismo. En la Carrera Séptima, el escuadrón antimotines procedió a subirse a los taxis que adelantaban una operación tortuga, para obligar a los conductores a terminarla.
Los directivos de Apetrans han expresado que no creen en los ofrecimientos de Garzón, en particular en el más mentiroso de ellos, la cacareada “democratización de Transmilenio” en su fase III, pues ya saben cómo funcionó ese asunto en las fases I y II: las empresas grandes los utilizan en un principio para mostrar la presencia de pequeños transportadores, pero más adelante incrementan los capitales exigidos para permanecer en el negocio hasta niveles que no pueden aportar los propietarios más débiles, y así los obligan a salir.
La forma en que Garzón se la jugó a fondo en la defensa de los monopolistas del transporte y el tratamiento que les ha dado a los pequeños propietarios, contribuyen a quitarle la máscara a este judas, como ya había sucedido, entre otros, con los derechos que les arrebató a los trabajadores de la Empresa de Acueducto y con el cobro del impuesto de valorización por beneficio general. ¿Cómo puede el Polo Democrático reclamar que representa a los oprimidos cuando los hechos lo muestran al lado de los opresores?
Mayo 26 de 2006
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