Los vagones de la muerte

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Una de las locomotoras que ha propuesto  el actual gobierno, para la llamada prosperidad democrática, es el desarrollo  minero,  dentro  de  la que se encuentra el vagón del carbón, que ha sido noticia en los últimos días por la  tragedia  en Sardinata Norte de Santander.

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El presente artículo es una colaboración para Notas Obreras que nos hizo llegar uno de nuestros lectores.

Una de las locomotoras que ha propuesto  el actual gobierno, para la llamada prosperidad democrática, es el desarrollo  minero,  dentro  de  la que se encuentra el vagón del carbón, que ha sido noticia en los últimos días por la  tragedia  en Sardinata Norte de Santander.

La actividad minera  colombiana en  general, se  realiza en 6.000 minas  de explotación y exploración, con  aproximadamente 30.000   socavones, fiscalizados por tan sólo 16 funcionarios del Ministerio de Minas, quienes no dan abasto para identificar las precarias condiciones laborales de dicha actividad; en el caso del carbón, esta se realiza en 18 regiones del país,  dejando casi 500 mineros muertos en los últimos siete años,  a causa de 375 emergencias.

El Cerrejón, es la explotación  de carbón a cielo abierto más importante del país, donde opera la multinacional DRUMOND, acusada por pagar a los grupos paramilitares para  asesinar sindicalistas. El ex paramilitar Libardo Duarte,  alias “Bam Bam”, reveló que  ellos se paseaban sin inconvenientes por las instalaciones de la multinacional y que la construcción de un tren para sacar el carbón al puerto estuvo marcada por presiones violentas y asesinatos.

De manera similar ha sucedido  en otras regiones, como en el Catatumbo, donde dichos grupos desplazaron campesinos para  quedarse con el negocio, también en La Jagua de Ibirico, mataron 18 agricultores para quedarse con sus tierras carboníferas.

Como si fuera poco,  en dicha actividad los mineros  laboran en verdaderos socavones de la muerte, a unos 150 metros de profundidad,  con el riesgo de las explosiones de Metano que con frecuencia los  matan, junto al polvillo que ocasiona enfermedades en sus pulmones, lo que ha llevado a la conformación de Asotred (Asociación de Trabajadores Enfermos en la Drummond), que agremia desde el 2008 a 599 trabajadores afectados en su salud por las minas. A lo anterior agréguesele el  desastre ambiental, por  ejemplo el polvillo que se esparce en el mar, mata toda posibilidad de vida marina.

La explotación la realizan principalmente multinacionales de Canadá, Brasil, Estados unidos,  entre otras las que se quedan con jugosas ganancias, mientras los muertos  y el trabajo lo   colocan  sectores  pobres del país.

Dicha situación no se arregla con reestructurar INGEOMINAS, que fue la propuesta central de Santos en Sardinata el pasado viernes,  pues la causa no es la ilegalidad, sino la lógica mercantilista, que por dinero todo vale,  por tanto hay que dejar su lema de mercado hasta donde sea posible, como  lo propone en su Plan  de desarrollo, pues dicho criterio sólo ve dólares sin importar el desastre social y ambiental que deja en el país sus famosas locomotoras.

30 de  enero 2011

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