Llamamiento de la Coordinadora Nacional Sindical, Social y Popular al pueblo colombiano a levantarse contra las políticas de miseria y opresión del régimen

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Llamamiento del Encuentro Nacional Sindical, Social y Popular Virtual llevado a cabo el 11 y 12 de julio de 2020

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Los días 11 y 12 de julio, se realizó virtualmente el Primer Encuentro Sindical, Social y Popular con la participación de representantes de las más diversas organizaciones de todo el país, indignados por la agobiante situación que hoy padecen millones de colombianos, producto de la forma como el gobierno de los banqueros, las grandes corporaciones y los terratenientes está aprovechando la pandemia para enriquecerse aún más, centuplicando la corrupción y esparciendo el hambre y la miseria entre las gentes de trabajo. 

La iniciativa de convocar el encuentro surgió en las calles en donde comenzamos a juntarnos quienes en plantones venimos reclamando contra los despidos, las suspensiones de contratos y las licencias no remuneradas; nos unimos solidariamente con el personal de salud que exige elementos de protección y trabajos dignos; con quienes con trapos rojos en sus fachadas reclaman pan; con los destechados de Altos de la Estancia, de ciudadela Sucre, de Pance en Cali y de muchos más en otras regiones del país desalojados brutalmente; con quienes defienden el Hospital San Juan De Dios como un patrimonio histórico y buscan su reapertura; con los pueblos originarios, negritudes, campesinos, el movimiento comunal y los defensores de derechos humanos que reclaman ante el asesinato de los líderes sociales; con las mujeres que se levantan para poner fin a la violencia de género; con las familias pobres de los estudiantes que se quedaron sin educación por carecer de medios tecnológicos; con los estudiantes que exigen matrícula 0 en las universidades; con todos los que protestan ante la infame escalada de alzas en los servicios públicos; con los pequeños negocios lanzados a la ruina sin amparo alguno; con los trabajadores de la USO que resisten contra la venta de Ecopetrol y CENIT; con quienes rechazan la presencia de tropas gringas en Colombia y los planes para agredir a Venezuela, y en fin, con todos los que quieren luchar contra este régimen de injusticia y oprobio que ha llevado la crisis que ya vivía el país a niveles insoportables. 

El sistema de salud, sometido a los intereses financieros de las EPS, y los hospitales, desfinanciados y obligados a vivir de la venta de servicios, carentes de la dotación más indispensable, son incapaces de atender la nueva emergencia sanitaria. El personal de medicina es insuficiente, está sometido a condiciones laborales denigrantes y a muchos de ellos ni siquiera se le cumple con los salarios. De remate, no se le suministran los equipos de bioseguridad requeridos, por lo cual se han infectado por centenares y varios han fallecido. 

De los más de siete billones de pesos que el gobierno aseguró destinaría para financiar los centros hospitalarios, no les ha entregado ni siquiera un billón, los respiradores son insuficientes y el ministerio de salud entrega a cuentagotas y con exceso de tardanza los que había ofrecido comprar y distribuir. Para colmo, no hay profesionales suficientes para atender las Unidades de Cuidados Intensivos. 

La única preocupación del gobierno de Iván Duque ha consistido en asegurar a los grandes grupos capitalistas nacionales y extranjeros las utilidades, por eso se apresuró a reactivar de manera irresponsable todos los sectores económicos y promovió el día sin IVA, con el que fomentó las aglomeraciones, contribuyendo así a que el número de contagiados y de fallecidos avance desenfrenadamente, mientras que el dinero que escasea para las pruebas y los hospitales se derrocha en camionetas de lujo y en tanquetas para reprimir al pueblo. 

La tan alabada flexibilización laboral les niega a los obreros y empleados la posibilidad de protegerse, quienes sospechan haber sido contagiados temen perder los días de trabajo y no está claro quién asume los salarios de quienes estén en cuarentena. Las empresas no aceptan pagarles esos días, tampoco las EPS ni las ARL. Peor es la situación de quienes laboran a destajo. El hacinamiento en los lugares de labor y las condiciones insalubres constituyen caldo de cultivo para el contagio. Millones de trabajadores informales y desempleados, que fueron lanzados al hambre con el confinamiento, 

carecen de toda ayuda oficial o solo se les han suministrado sumas irrisorias o mercadillos insuficientes para un almuerzo de una familia. 

En cambio, ya se conocen las noticias de cómo los corruptos dirigentes políticos de los partidos oficialistas se han robado miles de millones de esos dineros. La respuesta de Duque y de las alcaldías, incluidas las llamadas alternativas, ha sido lanzar el Esmad contra quienes piden comida o techo. 

Los patrones han procedido a despedir por millones a los trabajadores, a decretarles licencias no remuneradas y suspensiones de contratos y a desconocer las convenciones colectivas. Muestran especial saña contra quienes padecen alguna enfermedad o son mayores. 

Las cárceles en las que se hacinan en condiciones infrahumanas 120.000 personas privadas de la libertad se han convertido en focos de contagio, y en lugar de soluciones, el Estado ha respondido con masacres a los desesperados requerimientos de los reclusos. 

Los recursos que no les llegan a los necesitados fluyen a las grandes empresas y, principalmente, a los bancos, dineros de los que se ha apropiado el gobierno, tomándolos de las entidades territoriales y de los que corresponden a los trabajadores, como los del FONPET o los del Fondo Nacional del Ahorro. 

El país se ha estremecido con las sucesivas noticias del asesinato sistemático de dirigentes populares y desmovilizados en casi todas las regiones del país. Hecho grave al que se suma la violación frecuente de niñas y mujeres indígenas y campesinas por parte de las fuerzas armadas y de policía. Con el confinamiento, se evidencia un crecimiento de la violencia intrafamiliar, son muchas las mujeres y niños que viven una situación infernal de agresiones sin que exista una política efectiva que garantice su protección. 

El duqueuribismo, que al amparo de la pandemia gobierna por decreto y cuyo carácter despótico se desnuda cada vez más, inmerso en la más espantosa corrupción pues sus vínculos con las mafias son ya inocultables, cae en el desprestigio. Al tiempo, se agudiza la pugna entre el uribismo y el santismo por el control del aparato estatal. 

Lo único que le preocupa al presidente, a su círculo palaciego y a los banqueros nacionales e internacionales que lo mandan es aprovechar la tragedia nacional para enriquecer a los financistas, a las empresas multinacionales y a los grandes consorcios colombianos, en cumplimiento de las órdenes que recibe del Fondo Monetario Internacional, la OCDE y el Banco Mundial, multilaterales voceras del capital financiero imperialista. 

A pesar de que el país está agobiado por el peso de la deuda pública que bordea el 60 % del PIB, el gobierno acude a nuevos empréstitos y ya los acreedores advierten que exigirán extender el IVA del 19% a todos los productos de la canasta familiar, generalizar el pago de imporrenta a los asalariados, proceder a reducir los gastos en salud y educación, recortar las transferencias de los ingresos corrientes de la nación a las entidades territoriales y aumentar las tarifas de los servicios de acueducto y alcantarillado, energía, gas y telefonía. 

Además, mediante el decreto 811 el presidente autorizó la enajenación de parte de Ecopetrol y de la totalidad de Cenit SA, y anticipa la entrega de otros activos nacionales, como ISA, a los agiotistas para hacer abonos a la deuda estatal. 

Igualmente, el ministerio de Hacienda ha informado que tiene tomada la decisión de imponer la reforma pensional para acabar con el régimen de prima media de Colpensiones y entregarles todas las cotizaciones a los fondos privados, las AFP. 

Fenalco y los demás gremios económicos azuzan para que se imponga sin tardanza la reforma laboral que hará proliferar el trabajo por horas, días o semanas y con lo cual se eliminarán las prestaciones sociales, los recargos por trabajo nocturno y de dominicales y festivos y se producirá una baja drástica de la paga. Además, una gran masa de obreros y profesionales serán excluidos del sistema de pensiones y, al final de su vida laboral, solo recibirán el equivalente a unos ochenta mil pesos 

mensuales de hoy, los BEPS, manera de arrebatar el derecho a la pensión y cambiarla por un mísero subsidio. 

La educación se deteriora porque gran número de estudiantes carecen de internet o de computador y la situación se agrava porque las familias no tienen cómo sufragar el costo de las matrículas. De ahí la justeza de la lucha por la matrícula cero en todas las universidades públicas. 

Las tropas gringas operan en el territorio nacional a su antojo y el gobierno de Duque mantiene la más abyecta obediencia al imperialismo norteamericano, sirviendo de escenario para intervenir, acosar y empeorar la presente crisis social que vive el hermano pueblo de Venezuela. 

En el fondo de toda esta ofensiva está la crisis del sistema capitalista y del imperialismo, ya que la tasa de ganancia tiende a decrecer, hay exceso de capacidad productiva y el rentismo usurero y especulativo en el que buscaron refugio los caudales que no podían invertirse en la industria han llegado a sobreendeudar estados, regiones, empresas, instituciones y familias. El capital financiero imperialista necesita acrecentar el espolio para que sus dólares y sus otros papeles financieros no se deprecien. El dogal de la deuda acogota cada vez más a los pueblos, es la manera como el imperialismo busca descargar su crisis sobre los hombros de los pueblos y del proletariado. 

Ante la arremetida de los poderosos, los explotados y oprimidos se lanzan a vehementes luchas de resistencia y de protesta, en la propia potencia norteamericana y en casi toda la América Latina. A los colombianos nos corresponde darle continuidad y profundizar la gran batalla que comenzó el 21 de noviembre y, a la vez que pugnamos por la más amplia unidad de fuerzas para derrotar las políticas de los enemigos del pueblo, necesitamos cerrarles el paso a quienes buscan apaciguar la inconformidad, acudir sumisamente a la Comisión de Concertación a avalar con su presencia las reformas más regresivas y ejercer un control burocrático y antidemocrático sobre el movimiento. 

Debemos manifestar también que la Coordinadora Sindical Social y Popular no está sujeta a ningún partido político, senador o candidato presidencial, pues esto crearía división, la debilitaría y desvirtuaría sus objetivos. 

La Coordinadora Sindical, Social y Popular llama a todos los colombianos a unirse y a luchar por defender sus derechos y a derrotar las infames políticas de Duque y sus patrones, los banqueros, los grandes industriales y comerciantes y los terratenientes. 

Llamamos a organizar asambleas y comités para la lucha entre los obreros de las fábricas, entre los empleados, entre los campesinos en los campos y veredas; llamamos a las mujeres a defienden su dignidad y sus derechos y lo mismo a los jóvenes trabajadores y estudiantes, a las negritudes, a los pueblos originarios. Llamamos a solidarizarnos con toda expresión de rebeldía y de protesta contra el régimen opresivo y explotador, en favor de la vida, el trabajo y la soberanía nacional, hasta lograr una gran hermandad, en la que confluyan los más diversos procesos organizativos y sectores populares, como preparación del paro general indefinido que logre derrotar a Duque, los banqueros, su autoritarismo y su paquetazo. 

Nuestra lucha se une a la de los pueblos del mundo que combaten contra el imperialismo, contra la explotación y la opresión. 

¡No más injusticia, no más oprobio! 

Coordinadora Nacional Sindical Social y Popular 

Julio 12 de 2020 

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