Gaviria, el ungido
Por Fernando Vergara
Ni la liquidación de Cajanal, ejecutada a la sombra de una noche de viernes, que deja en la calle a más de 800 trabajadores y consolida el proceso de entrega de las pensiones y la salud a las garosas entidades particulares; ni los anuncios de privatización de la ETB y EMCALI orquestados por Samuel Moreno y Alvaro Uribe; ni la descabellada propuesta de seguro de desempleo del jefe del estado -calificada como protección para las entidades financieras hasta por la señora Helena Alviar1 (directora de posgrados de Derecho de la Universidad de los Andes)-; ni las perversas travesuras de Tomás y Jerónimo para incrementar su patrimonio al amparo de su condición de delfines de la seguridad democrática: nada de esto mereció comentario alguno para Carlos Gaviria, virtual candidato de las huestes amarillas, en su madrugón a las páginas del diario de los Santos2 a calificar de fantasías inspiradas en un marxismo trasnochado las legítimas aspiraciones de quienes producen la riqueza que él, ungido de la izquierda, administrará mediante “la adopción de un modelo económico que acompase” su crecimiento y su redistribución y “propicie la universalización de los derechos económicos y sociales” mientras deja intactos los privilegios que promociona su “compromiso con el Estado Social de Derecho (es decir, con la Carta del 91)”.
En su libelo, el candidato despacha de un tajo y sin fórmula de juicio las enormes transformaciones y conquistas del obrerismo mundial, alcanzadas bajo la guía de sus mejores jefes, sin embarazo alguno y ante la mirada complaciente de sus escuderos, para quienes la lucha del proletariado, el socialismo o cualquier mella a la sacrosanta propiedad privada no podrán ser (y, en efecto, no son) más que creencias personales que deben ser “asumidas por los fieles como acervo valioso en la dirección de su vida individual” mas no podrán ser esgrimidas en público, so pena de privar a las izquierdas de la dulce compañía de “quien aún funge como presidente del partido”.
Los trabajadores, el pueblo, los auténticos demócratas tenemos el deber de desenmascarar a semejantes apóstoles del engaño y organizar los destacamentos que permitirán avanzar hacia una sociedad en la que las aspiraciones de los desposeídos de hoy tengan cabida, mientras sus detractores merezcan la condena pública.
1. Alviar, Helena. ¿Seguro de desempleo para quién? Revista Semana on line en http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/seguro-desempleo-para-quien/124933.aspx
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