El concurso esconde una reestructuración

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Por Francisco Cabrera
Está probado, una y otra vez, que ante cada nueva claudicación de los dirigentes del sindicalismo arrecian las medidas oficiales contra los trabajadores colombianos. Luego de que Fecode anunció el desmonte del paro nacional indefinido que había programado para el mes de octubre, el Ministerio de Educación se apresuró a expedir el Decreto 3238 que reglamenta los concursos para docentes y directivos, y a renglón seguido, convocó su realización para el 4 de diciembre.

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El decreto 3238 sobre concursos para docentes y directivos

Por Francisco Cabrera
Está probado, una y otra vez, que ante cada nueva claudicación de los dirigentes del sindicalismo arrecian las medidas oficiales contra los trabajadores colombianos. Luego de que Fecode anunció el desmonte del paro nacional indefinido que había programado para el mes de octubre, el Ministerio de Educación se apresuró a expedir el Decreto 3238 que reglamenta los concursos para docentes y directivos, y a renglón seguido, convocó su realización para el 4 de diciembre. Unos días antes, Uribe había sancionado la Ley 909 de Carrera Administrativa, la cual también plantea los concursos en el sector estatal y convierte en norma la inestabilidad de los empleados públicos, quienes deben consignar en el historial de la infamia, que el trámite en el Congreso de ese engendro legislativo contó con el aval de las centrales obreras. Los concursos esconden una reestructuración de las plantas de personal y para el magisterio serán, además, uno de los instrumentos para uniformarlo ideológicamente.

Hace rato que el gobierno quiere reducir el personal y los salarios en la educación, como lo ha hecho en otros sectores. Ahora utilizará los concursos para hacerlo. Los principales afectados serán los provisionales y los vinculados por Orden de Prestación de Servicios, OPS, quienes se verán obligados a concursar, no por un puesto en propiedad, sino por un periodo de prueba de un año. Los maestros vinculados de tiempo atrás que no reúnan los requisitos del nuevo estatuto docente, serán retirados y no podrán ni siquiera aspirar a presentarse. El profesorado en su conjunto sufrirá una mayor sobrecarga laboral agravada por el hacinamiento de estudiantes y quedará expuesto a los traslados discrecionales.

La prueba de aptitudes y psicotécnica que contempla el Decreto 3238 la realizará el ICFES y estará orientada a evaluar las mismas competencias básicas que se han convertido en el centro de la educación. Éstas pruebas están sesgadas ideológicamente pues buscan indagar en el educador el grado de aceptación de las ideas y valores que ha impuesto la globalización al servicio del capitalismo imperialista.

Lo único que puede impedir la realización de los concursos es el boicot, y éste tiene posibilidades de éxito si cuenta con un respaldo masivo del profesorado. Fecode está llamando al boicot, pero al igual que ha sucedido en los últimos años con los paros, su posición es una farsa, como lo prueba la circular interna número 19, del 20 de octubre, en la que se dice que “el Comité Ejecutivo por unanimidad acordó que los docentes en provisionalidad y los vinculados en propiedad se inscriban a las pruebas del ICFES, para con ellos garantizar las acciones de protesta y movilización contra el concurso”; tal mensaje es ambiguo y antes que orientar genera confusión ¿Si se va a boicotear para qué inscribirse?. Las directrices deben ser claras y la labor de preparación entre las bases intensa, pero nada de esto se observa. Para que las cosas cambien para bien del profesorado, se debe empezar por cambiar la dirección de Fecode.

Octubre 22 de 2003.

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