Airadas protestas contra la Emergencia Social

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La indignación motivada por los criminales decretos de Emergencia Social firmados por Uribe comenzó a expresarse en las calles el pasado 6 de febrero. Con nutridas marchas convocadas por la red social Facebook en internet, miles de ciudadanos, en las principales capitales, exigieron la derogatoria inmediata de las nefastas normas.

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En Bogotá los manifestantes se comenzaron a congregar desde tempranas horas en la carrera séptima con calle 72 y frente al Parque Nacional. Poco a poco fueron integrándose grupos de personas afectadas por enfermedades consideradas catastróficas, médicos, enfermeras, estudiantes, sindicatos, y agremiaciones de diversa índole con pancartas y carteles, algunos de ellos cargados de humor negro, rechazando los decretos. En su avance, se sumaron muchos contingentes. Por iniciativa de los activistas de Notas Obreras los decretos fueron quemados frente al Ministerio de la Protección Social, en las avenidas 19 y Jiménez y, finalmente, en la Plaza de Bolívar, a donde arribaron más de ocho mil personas.

En sus intervenciones los organizadores, las comunidades científicas y médicas y los representantes de los sindicatos insistieron en el gran atentado que representan las oprobiosas disposiciones oficiales y llamaron a intensificar la pelea. Las centrales obreras, por su parte, anunciaron que adelantarán para el día 18 la marcha que habían convocado para el 26 de febrero. En Medellín, varios miles de combativos manifestantes partieron desde la portería del Hospital Universitario San Vicente de Paul, en Juan del Corral y desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, hasta el centro administrativo La Alpujarra. En Cali, la marcha se desplazó por la calle quinta y desembocó en el Centro Administrativo Municipal. Las protestas se hicieron sentir igualmente en Barranquilla, Cartagena, Tunja, Bucaramanga, Neiva, Armenia, Manizales, Cúcuta, Ibagué, Villavicencio y Santa Marta.

En todas partes se denunció con claridad que los decretos fueron pensados exclusivamente para colmar los apetitos desmesurados de las EPS, a costa de rebajar de manera criminal los servicios a los pacientes y suprimir la autonomía del personal médico. Así lo mostraron con ingenio carteles y volantes.

“La salud es un derecho, no un negocio” rezaban algunas pancartas; En Popayán se coreó la consigna “la salud es un derecho… no una mercancía” y en Bogotá y Medellín una hoja volante repartida abundantemente transmitía un contenido similar: “la salud no es un favor, es un derecho”; Uribe y Palacio fueron objeto de la mordacidad popular: “el exceso de Uribe es nocivo para la salud” se leía en algunos carteles y se gritaba en las consignas, mientras una inmensa pancarta con la foto del Ministro riendo decía: “el pueblo colombiano muriéndose y yo muerto… pero de la risa”; otra, portada por un grupo de enfermos de cáncer, mostró esta leyenda: “Ya no tengo ni casa, ni carro, ni mascota, pero me alcanzó para una sesión de quimioterapia. ‘Gracias’ por su decreto señor Presidente”; “del paseo de la muerte al genocidio” era el mensaje contundente de un letrero. En fin, nuestros lectores pueden encontrar en Facebook, en Flickr y en este portal, un importante testimonio gráfico de la jornada vivida el pasado 6 de febrero.

Ante la inmensa inconformidad nacional el Presidente y a su Ministro de la Desprotección Social han salido desesperadamente por los medios a tratar de convencer a la gente de que los decretos no dicen lo que dicen, sino que son un compendio de disposiciones bienhechoras. Entre más se esmeran en sus cínicos intentos, mayor es la rabia que producen sus falaces declaraciones.

Notas Obreras insiste en la necesidad de organizar comités de defensa de la salud pública en barrios, municipios, hospitales, universidades y empresas y hace un llamado a protestar masivamente para exigir la derogatoria inmediata de estos decretos.

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