Del repaso de los acontecimientos relacionados con el impulso al TLC con Colombia y el viaje de Obama al sur del continente se desprende que la superpotencia occidental está urgida por apretarle el dogal a su retaguardia estratégica.
El proceder de los pueblos norteamericano y francés proporciona inestimables lecciones, tan vigentes, como la mansedumbre ante el señorío de otro Norte y la miseria de las mayorías cuyo lastre hoy, doscientos años después, continúa cabalgando sobre sus espaldas por la fechoría de quienes han cohonestado con la impudicia de los tiranos y han defenestrado los ideales que permitieron a los sublevados libertarse del caudillaje español.