Por Ludwig Niccolò Romanovich
Por estos días, y como en cada jornada de reclutamiento que año tras año se realiza, se ha visto frecuentemente cómo soldados del Ejercito Nacional vienen asediando a ciertos jóvenes en puentes peatonales, centros comerciales, dentro y fuera de los portales de Transmilenio, haciendo “batidas” en billares y buses de servicio público, en el Centro de la capital, “citándolos” a los diferentes coliseos y, en general, en todo lugar en donde se presenten grandes aglomeraciones de personas, con el fin de que unos cuantos de ellos “definan su situación militar” y “presten un servicio a la Patria”; esa misma que les ha negado educación, trabajo y oportunidades dignas de existencia.