El gobierno prioriza el pago de la deuda por encima de la inversión social y el desarrollo económico. Esta política beneficia a los acreedores internacionales y a los especuladores financieros, mientras que la población sigue sufriendo las consecuencias de la crisis.
Uncida la economía colombiana al dólar, no tiene más camino que sufrir las consecuencias de las políticas que allá se aplican y que toman en consideración únicamente sus particulares intereses. Los efectos de la recesión así provocada serán devastadores para millones de colombianos.