Las castas dominantes enfrentan crecientes dificultades para imponer en las urnas sus cuadros y sus orientaciones. Las medidas globalizantes —encaminadas a ensanchar el mercado a los oligopolios para evitar la depresión crónica de la economía, consolidar el dominio imperial y obstruir el paso a potencias advenedizas— levantan una resistencia poderosa de la población que se siente vapuleada y que ofrece, por lo pronto, su respaldo a la derecha estrambótica.