Todo el discurso de este alto funcionario, en el que bosqueja la nueva estrategia estadounidense para el cambiante contexto internacional, está preñado de guerra, de sed de sangre: extensión de la OTAN, pactos militares en los cuatro puntos cardinales, cerco militar a Rusia y a China, también a Irán y a Corea del Norte, exclusión y sabotaje económicos, chantaje a los Estados renuentes a las coacciones del Tío Sam