Prólogo a la recopilación crítica a Bush, Uribe y al nuevo oportunismo
A la redacción de Notas Obreras no le conturba el ánimo el que sus planteamientos reciban el rechazo o la indiferencia de las camarillas sindicales y políticas; sus desvelos se orientan a que las tesis políticas e ideológicas que defiende interpreten el sentir de la masa vapuleada y, en primerísimo lugar, el de la clase de los asalariados.
Amigo lector, el presente folleto compendia los artículos escritos desde el 1º de febrero del presente año para la página de Internet Notas Obreras, y la carta que la mayoría de los actuales miembros de su Consejo Editorial le dirigieron al Comité Ejecutivo Central del Moir, el 8 de octubre de 2003. A los diversos temas tratados les da coherencia el esfuerzo por desentrañar los intereses que se ocultan en cada plan y política de los Estados Unidos y del régimen imperante en Colombia. Así mismo, estas cuartillas fustigan a quienes aconsejan a los pueblos que en cambio de romper las cadenas, busquen contentarse con ellas.
Los puntos de vista defendidos en Notas Obreras representan una posición insular en la actualidad, por cuanto rechazan la prédica del avenimiento entre explotados y explotadores, con la cual sermonean hoy la izquierda y la derecha. La propia publicación fue motivo para que dos de sus redactores fueran expulsados de las toldas del Moir, cuya Dirección consideró intolerable que se sometieran a critica rigurosa las conductas políticas de Luis Eduardo Garzón y Luis Inacio Lula da Silva.
Hoy campean en las filas populares quienes, como los mandatarios mencionados, se proclaman abiertos defensores del sistema político y social imperante; los acompañan y maquillan aquéllos que consideran graves atentados contra la unidad nacional la denuncia de la traición y la entrega. Unos y otros se han hecho el infame encargo de aletargar la conciencia proletaria. Para los falsos adalides del frente patriótico, la clase obrera no puede y no debe defender su ideología revolucionaria, tiene que declinar la transformación de la sociedad e incluso ha de renunciar en vastos sectores de la actividad económica al derecho de organización sindical y a las más elementales reivindicaciones, para no espantar a la burguesía del frente único antiimperialista. Según su proceder, los trabajadores no tienen importancia alguna, sólo los empresarios nacionales serán capaces de enfrentar el neoliberalismo, siempre y cuando los asalariados caminen en puntillas para no asustarlos. Mientras el capital financiero envilece la paga, los oportunistas rebajan el papel político del obrerismo, al de carne de urna.
A la redacción de Notas Obreras no le conturba el ánimo el que sus planteamientos reciban el rechazo o la indiferencia de las camarillas sindicales y políticas; sus desvelos se orientan a que las tesis políticas e ideológicas que defiende interpreten el sentir de la masa vapuleada y, en primerísimo lugar, el de la clase de los asalariados. Estamos seguros de que mientras haya explotación y opresión, quien se atreva a ventilar los agravios a los humildes, aunque enfrente a enemigos poderosos, a la postre ganará el respaldo de millones.
Esperamos que este modesto esfuerzo contribuya con un grano de arena a la causa de soliviantar a Colombia contra el dominio imperialista norteamericano.
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