Notas sobre la política colombiana
El encuentro fue a puerta cerrada y no se conocen mayores detalles, pero el presidente dijo que: “Trabajamos temas como la educación, la productividad, el desarrollo productivo de la tierra, el empoderamiento de la economía popular, la inclusión financiera, inclusión territorial, con énfasis en el Pacífico, la Guajira y la Orinoquia colombiana.” En síntesis, nuevos filones de negocios para los viejos magnates; y el Jorge Eliécer Gaitán de nuestro tiempo adoptó el lenguaje y la actitud de una especie de burócrata del Banco Mundial
Uncida la economía colombiana al dólar, no tiene más camino que sufrir las consecuencias de las políticas que allá se aplican y que toman en consideración únicamente sus particulares intereses. Los efectos de la recesión así provocada serán devastadores para millones de colombianos.
Como el tiempo pasa y la necesidad acosa, los millones de seres que no pueden comer tres veces al día, las comunidades sin servicios públicos, los campesinos sin tierra, los obreros que se extenúan en las fábricas por una paga precaria, las victimas de las alzas, los despojados de derechos comienzan a preguntarse si todo ha sido una quimera, o incluso, un engaño burdo. Y las consecuencias políticas se dejan sentir.
Colombia está viviendo una gran amenaza a la soberanía. Tanto en el Amazonas como en Gorgona hay injerencia militar de los Estados Unidos en nuestro territorio.
Las familias de las víctimas han logrado que se reconozca que se trató de crímenes de estado y exigen que se castiguen a quienes dieron las órdenes.
El estallido social que comenzó el 21 de noviembre tiene su causa profunda en el rechazo a las privatizaciones, que el senador Robledo promete mantener; ahí estriba el antagonismo entre sus programa y la actual efervescencia popular. El robledismo impone que las marchas y “paros” se constituyan en desfiles ordenados, alegres y coloridos y morigera las reivindicaciones para que no pongan en riesgo la economía de mercado y los negocios, y los dueños de estos le retribuyen abriéndole páginas y micrófonos, cámaras y programas.
El partido de Álvaro Uribe, el Centro Democrático, CD, pretende imponer en Colombia un régimen despótico echando mano de figuras como la asamblea constituyente, la conmoción interior o el plebiscito. Los objetivos consisten en dar al traste con el acuerdo de paz; asegurarle al gobierno gringo que se extraditará a todo colombiano que a bien tengan solicitar la DEA o cualquier organismo de ese país; restablecer la fumigación aérea con glifosato; garantizar la impunidad a los despojadores de tierra, a Uribe y a su círculo y a los perpetradores de “masacres con criterio social”; impedir que se conozca la verdad al respecto, y librar de cualquier castigo a su grupo de “buenos muchachos”.
El gobierno de Iván Duque tramita ante el Congreso su proyecto de Plan de Desarrollo, cuyo articulado encierra un conjunto de atentados contra los intereses de la Nación y del pueblo, presentados como “Pacto por la Equidad”. En los videos que ponemos a disposición de nuestros lectores, Notas Obreras presenta un resumen de los principales aspectos de esta embestida del régimen y alertamos sobre la necesidad de organizar la más grande resistencia contra semejante paquete de reformas.
Colombia atraviesa por una de las situaciones más críticas de su historia. El dominio que ejercen los Estados Unidos sobre el país se hace cada vez más asfixiante: el capital extranjero controla parte considerable de las minas y demás recursos naturales, la industria y el comercio, la banca y las comunicaciones. Especula a sus anchas en la bolsa de valores y con los bonos del Estado y de las empresas. Más grave aún, directamente o por medio de los organismos multilaterales, los Estados Unidos imponen las políticas económicas — lesivos tratados de inversión, comercio, manejo de la moneda, la tributación, el gasto público, etc.—.
Con sus escenas de tragedia y de comedia, los hechos se han venido sucediendo de manera vertiginosa en Colombia.